jueves, 19 de julio de 2007

hilan

tuvimos dos huéspedes en enero,
hilan y darius.
los dos escritores.

hilan, un judío brasileño
parecido a sai baba,
filósofo, poeta y escritor.
darius, ingles hijo de rusos,
nieto de emperadores persas
del comienzo de la historia,
también escritor.

hilan estaba escribiendo tres libros,
uno de poesía, un tratado de filosofía
y una nouvelle o petit novela
darius, su amigo inglés,
hacia un tiempo vivía con él en brasilia
y deseaba terminar su novela (rusa)
de mas de setecientas páginas.

Cuando llegaron hilan fluía,
darius estaba bloqueado.

eran nuestros primeros huéspedes
del nuevo plan bed & breakfast.
los fui a buscar a la feria.
comimos las místicas ensaladas de juliana,
tomamos un helado en jauja
y fuimos a la chacra.

no recuerdo detalles del desembarco,
de la toma de los cuartos,
del regateo ni de sus miradas
a la impúdica desnudez de nuestro verano

recuerdo que al poco tiempo
darius no paraba de escribir,
sonreía y en un castellano trancado
decia, hoy escribí tresmil palabras.
hilan, que era el promotor
de la expedición a la escritura
se había petrificado.

nos hicimos amigos.

un día al ver que la sequía de palabras
se le hacia desesperante
propuse, Vamos al río
a dejarnos ir.

nos tiramos en malla y zapatillas
y fluimos
nadamos,
caminamos,
flotamos.
Paramos a hablar,
ver el paisaje.

Yo al tirarnos les dí las instrucciones básicas,
no se agarren de nada,
dejense ir.

Yo llevaba una mochila
con arándanos y unas medias
para recambiarnos a nuestra llegada.
En el pozón del recodo de Artero
había un grupo de chicas chapoteando.
por esquivarlas nadé hasta la otra costa.

Me agarró un sauce con su rama.
me enredó las piolas de la mochila
y no me dejó seguir río abajo.
me tiraba para el fondo,
me hundía, a mi, al guia.
entre el fragoroso ruido
de la corriente
(que se nota cuando uno le hace frente)
peleé hasta sacarme la mochila
tragando por la boca y la nariz el agua
que me tapaba.
no pasó nada.

hilan empezó a reír,
cada vez mas reía
hasta que dijo, Pol,
tengo que salir,
Tengo que ir a escribir ya,
Me inundan las palabras

buscamos una costa
que está cerca
de la ruta 40,
paramos un auto,
bajamos en la puerta de la chacra,
el corrió hasta el escritorio
donde escribió páginas y páginas
hasta la noche de la maldita champagne.

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