sábado, 26 de abril de 2008

perros y otras casualidades

un día de diciembre del dosmilcuatro murió compay, el mejor compañero, un negro y fiel labrador. lo enterramos bajo el maitén sagrado de nuestra costa. lloviznaba.
la muerte de Compay fué una preparación para nosotros y así lo tomamos.
recuerdo que a la vuelta desde el maitén a casa bajo la lluvia empujando a martín en su silla, con lali y los chicos yo trataba de animar a mi tribu relativizando la muerte sabiendo que la nube de nuestra verdadera muerte recien asomaba en el horizonte.

dias después convinimos que no podiamos vivir sin perro asi que nos abocamos a conseguir un golden retriever. en la puerta vidriada de la anónima vimos el papel que anunciaba lo que buscabamos, "cachorros golden retriever de 45 dias". llamamos, era en Esquel, costaba quinientos pesos. seguiremos buscando, pensamos. al día siguiente algún inesperado negocio depositó en mis manos un cheque de esquel de exactamente quinientos pesos. Que casualidad!, pensamos, nos miramos con lali y partimos.

el cachorro era una pantufla peluda y dorada que se reia y saltaba por todos lados.
Funes, dijo lali, Lo vamos a llamar funes.
Dias después llegó el chino, nuestro hijo perro, con un libro novedoso "todos los Funes", Que casualidad!, pensamos.
funes mutó de pantufla en cachorro y después en perro. Siempre al lado o abajo de la silla de martín. eran tan amigos que me es imposible pensar que no haya estado con nosotros desde antes de esa navidad del dosmilcuatro.

martín murió antes de la navidad del dosmilcinco, un doce del doce.
en ese periodo en el que anduvimos acompañandolo en sus primeros pasos entre los muertos nos ayudaron los monjes budistas y sus teorias de bardos.
el día 49, el fin del bardo hicimos una celebración con flores, fuego, cuencos, mantras y otra música. dormimos afuera en una ronda alrededor del fuego, funes acostado entre nosotros como uno mas, de duelo.
al día siguiente llevamos al chino, nuestro hijo perro, a bariloche a tomarse el bondi que lo devolvía a la ciudad. paramos en una veterinaria y le compramos un par de juguetes al perro.
cuando llegamos a la chacra nos vino a recibir y jugamos, un rato después pasaron unos chicos por el río. funes nos miró y se tiró y no volvió.
nosotros que estabamos imbuidos de espíritu budista pensamos, Debe ser por algo.

antesdeayer fuimos al piltri con los sobrinos, salimos tarde de noche y nos dejamos llevar por la luna. llegamos cansados y exitados por la corrida y la aventura y expectantes por la fondue de queso que estaba por hacer damí, hijo del pirque.
yo miraba maravillado la belleza del bolsón iluminado cubriendose con la nube del otoño mientras el refugiero contaba en un rumor oceánico alguna aventura. escuché entre las rompientes de las palabras del refugiero que dijo, No sé de donde vino, Lo trajeron unos gringos, Dijeron que los siguió, Es hermoso.
yo paré un poco la oreja sorprendido porque los perros que nos salieron a recibir eran digamos simpáticos pero eran cualquier cosa menos hermosos, Debe tener tresañosymedio, Es un golden retriever completó.

el refugio se iluminaba con algunas velas y el fuego que calentaba la fondue.
los dos dimos vuelta la cabeza al mismo tiempo entendiendo todo. funes y yo nos volvimos a ver. se acercó entre alegre y avergonzado, metió su cabezota entre mis piernas y movió la cola. yo lo rasque y lo franelié, nos besamos y le dije que no se ponga mal que yo tambien tenia una noticia dura para el, En casa ahora hay dos perras.

volvimos por el paso. cuatro horas subiendo y bajando por rocas, pedreros asperos y laderas nevadas hasta llegar al paralelo, de ahí seis horas mas de caminata tranqui por al lado del arroyo hueilapun hasta llegar al hoyo. funes con nosotros todo el tiempo. Feliz y con las patas sangrando.

ayer fuimos a dar una vuelta de reconocimiento y se metió en el epuyen.

ahora duerme a mis pies, bajo el teclado.