leí antes de partir al desierto
el poema de constantin cavafis
Nada me retuvo. Me liberé y fui.
Hacia placeres que estaban
tanto en la realidad como en mi ser,
a través de la noche iluminada.
Y bebí un vino fuerte, como
sólo los audaces beben el placer.
a la hora que la luna llena se encontraba
con el sol en el horizonte escalé un cerro
solo, con la libertad, despierto
domingo, 7 de febrero de 2010
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