domingo, 28 de diciembre de 2008

los vientos de idas y venidas

el día después de navidad
fuí a bariloche a vender fruta
y entre tanto lago y tanto bosque,
deseaba que alguien me haga dedo,
que ese alguien sea interesante,
o por lo menos cebe mate.

sucedió y a la entrada o la salida
de villalangostura levanté a una fotografa
tailandesa que seguro deseaba que alguien la levante

nos entendimos en inglés y al toque me dijo
que en realidad queria ir a bolsón a trabajar en una chacra
que pagaría con trabajo casa y comida. que tambien ademas de cosechar
podia cocinar y hacer masajes (aunque ésto no mucho por una cuestión de energia)

me dijo que viajaba sin cámara
que había dejado la fotografía
porque la corriente comercial
la arrastraba a costas no deseadas
que se había comprado un campito al norte de tailandia
y en el quería hacer agricultura orgánica, pequeños frutos.

en el camino pasé por el crucero del norte
donde un horacio me dió los anteojos
que había perdido mi hijo marcos.
le di a horacio unos frutitos de regalo
y el me devolvió colectivos llenos de buenos deseos

a la noche u thaiwan (que asi se llama)
cocinó un banquete oriental
y con la tribu comimos y bebimos
y tratamos de aprender y ser aprendidos

en un momento de la tarde u thaiwan
me contó que tenía una enfermedad muscular
parecida a la de martín, que los musculos
la están abandonando

no se si son las fiestas
o las casualidades
o las presencias
que acentuan
ausencias

no se si
es la carpa que se infla y desinfla
con los vientos de las idas y venidas
o si simplemente es una cuesión de energía

pero siento el desembarco nuevamente
de las tropas imperiales de la nostalgia
con sus trajes azules y sus bayonetas
y sus cuchillos afilados
entre los dientes

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